viernes, 17 de febrero de 2012

17-3-12 Viaje de preparación Campamento Responsable Fijo- Socovos

El segundo día de nuestra aventura del Campamento Fijo en Socovos, empezamos nuestra actividad tras pegarnos una buena ducha de agua calentita y calentada por la energía termosolar captada por las placas de los baños nuevos del Camping El Cañar. Dedicamos la mañana a planificar las actividades que queríamos hacer con la gente que venga en Agosto a disfrutar de unas vacaciones tan respetuosas con el Planeta y las personas.

Y por la tarde volvimos a explorar los rincones de este precioso municipio. En primer lugar subimos a la montaña sobre cuyas faldas se asienta la instalación en la que nos alojaremos: Sierra Seca. Desde un punto cercano a la cima contemplamos una vista embriagadora de la zona.



Tras identificar muchos de los puntos por donde nos moveremos durante el campamento, bajamos con premura porque estaba cayendo el sol y no queríamos perdernos como los últimos rayos acariciaban a uno de los habitantes más ilustres del pueblo: El Nogal milenario llamado 'La Noguera del Arco'



Una vez hubimos disfrutado con los diferentes tonos y matices que la caída del sol proyectaba en este gigante que lleva nada más y nada menos que diez siglos siguiendo nuestros avatares y proveyéndonos de ricos frutos, y después de seguir atentamente el vuelo intrépido de los palomos liberados cada tarde por los colombófilos, emprendimos la vuelta al Camping El Cañar. Pero antes de regresar una imagen fugaz en el arcen nos llamó la atención y decidimos retrodecer. Eran los restos de un ejemplar de una de nuestras especies favoritas, el Zorro, que había muerto atropellada por nuestro desarrollodo desenfrenado, tantas veces insensato e inconsciente. Todos los años mueren en nuestras carreteras más de 30 millones de animales. Si disminuimos un poquito la velocidad al circular por entornos rurales, estaremos multiplicando las posibilidades de no acabar en un desagradable impacto, con especies tan bonitas como Zorros, Erizos, Mochuelos, Ginetas, Ánade real, Jabalíes... y sí podremos disfrutar de su paso fugaz cerca de nuestro vehículo recordándonos que no somos ni muchísimo menos la única especie que habita este fantástico Planeta, sino más bien una especie entre millones.


Rumiando todo esto volvimos hacia el Camping El Cañar, donde un Autillo, el sónar de la noche, acompañó los últimos compases de esta jornada.

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